El Banco Central también se conoce como “Instituto Emisor” porque emite todas las monedas y billetes chilenos utilizados actualmente en el país, garantizando así la estabilidad en cuanto a suficiencia del dinero circulante. Su principal deber es el de velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos del país, y cuidar la estabilidad de la moneda manteniendo bajos los índices de inflación.
El Banco Central puede modificar las denominaciones y diseños de sus billetes cuando lo estime necesario, garantizando también el valor y funcionalidad del dinero en efectivo, de manera que la ciudadanía lo considere un medio de pago confiable para hacer transacciones.
El proceso de modernización de la actual familia de billetes se remonta al año 2006, cuando el Banco comenzó a discutir el rediseño los billetes de ese entonces, manteniendo las denominaciones existentes.
El desarrollo del país, la modernización de instituciones y la evolución natural de las economías y bancos centrales del mundo, fueron los argumentos que motivaron al Banco Central a renovar los billetes que habían sido diseñados y concebidos hace más de 30 años. Esta vez, no hubo de por medio procesos inflacionarios que obligaran a efectuar un cambio en la moneda chilena, como lo fue con el Escudo. Posteriormente, en diciembre de 2008, el Banco Central informó oficialmente sobre el proceso de actualización del diseño. Un hito que, además de renovar las tecnologías de seguridad y diseño, coincidía con las celebraciones de conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Chile en 2010. En septiembre de 2009 se emitió el primer billete de esta serie, la denominación de 5.000 pesos.
Actualmente la serie de billetes en circulación está a la vanguardia mundial y cada una de sus denominaciones incorpora nuevas medidas de seguridad, fáciles de identificar y acordes al avance tecnológico que han adquirido los medios de pago.
Cada denominación mantiene los mismos personajes históricos de la antigua familia. Fueron agregados la flor del Copihue en todas las denominaciones, y el símbolo mapuche Antú. El reverso de los billetes consolida los elementos comunes de los billetes a través de paisajes naturales representativos de la identidad chilena y animales característicos del país.
Todo este proceso que terminó en 2011 fue paulatino y contó con el asesoramiento de expertos en materia de arte, cultura, academia y gráfica.
